Pues bien aquí estamos todos nosotros viviendo nuestra vida, en medio de la subjetividad y sin pensar en el otro, sin reconocerlo como sujeto; y aun así queremos que todo cambie, que se acabe un poco la dominación hacia nosotros, que podamos decidir y manejar nuestra libertad sin que nos limiten en el mejor de los casos, o en el peor, se asesine nuestra posibilidad de existencia, por medio de la violencia simbólica que nos rodea hasta por los pelos.
Y solo nos quejamos, y culpamos al otro, como buenos humanos que somos, pero quien ha pensado que cada uno le da las armas a su verdugo para que lo ataque, nos vendemos a ese alguien, sin cara y sin identidad, le entregamos toda la confiabilidad al enemigo y no queremos, aun así ser abatidos. Sin embargo, esto no es un secreto, puede ser que no sepamos quien es el opresor, pero sus medios sí, y no nos resistimos de ninguna manera. Entonces cómo es que queremos cambiar nuestra posición en esta lucha y dejar de ser el oprimido, el dominado. De cuantas maneras se puede dominar, ahora ni siquiera es necesaria la fuerza, es más ni siquiera la presencia fisica del otro para lograr lo que se quiere con las masas.
Todo en este momento esta determinado para que las personas cumplan una funcion predispuesta, todo lo que hacemos lo podemos hacer o no dependiendo de nuestra condicion social, y lo peor es que este hecho lo hemos naturalizado y lo hemos legitimizado hasta el punto de aceptarlo y considerarlo beneficioso. Nos creimos el cuento de lo necesario que nos resulta tener, tener, tener y poder acceder a todo lo que es nuevo, la moda que nos invade, nos libera pero nos esclaviza aun más.
Quien soy yo y para que soy... ya no nos preocupa nuestra historia como tampoco nuestra trascendencia, en el hoy que vivimos existe un reconocimiento que es mas anhelado que la felicidad propia, y aqui entra en juego los poderes de las nuevas tecnologias, la publicidad, la pantalla y el consumo, en conjunto en contra de nosotros y desde lo mas sesible de nosotros. Tal vez es solo por eso que no podemos dejarlo. Quien de nosotros no gasta un quinto de su tiempo en ver la television, la vida de los otros y de algo lejano que no nos afecta pero que lo apropiamos hasta el punto de sentirlo familiar. Quien de nosotros es capaz de decir no y cumplirlo ante nuestro programa televisivo favorito, somos esclavos de lo que encontramos como una salida ante nuestro malestar social y nuestra inconformidad, y no nos damos cuenta de que esa salida es parte del hollo en el que nos hundimos. Pues si, porque cuando vemos la tele, entramos a internet y nos sumerjimos en un mundo de posibilidades, tristemente esas posibilidades son encajadas dentro de nuestros intereses y terminamos rechazando la forma en que realmente deberiamos usar las tecnologias, para hacer lo que ELLOS esperan que hagamos y que escojamos. Nos alejamos cada vez más de una vida social.
La Reproduccion. Pierre Bourdeau
Usos e intencionalidades de la television en hogares colombianos. Investigacion en la localidad tercera.